Con un suspiro fue arrebatada mi grandeza, y quede sumida en un sin fin de cobardías. Sollozando en los confines de mi cuerpo, extrañada por el vacio que se apodera de mi, traspiro al no encontrarme. Pequeñas percepciones son las que se hacen presentes, donde la agitacion de mi respirar se exacerba a tal punto que estallo del inaguantable dolor por soportarme.
Desespero con cada pisada dad, con cada idea que tortura mi cabeza, como si resoplara el aire candente de la rabia y furia de seres incomprendidos, aquellas rafagas provocadas por el hermano del fuego que acaba despiadadamente con cada fragmento que se aproxima con minimo de un metro de distancia.
Como tolerar ello, eso que soy sin pretenderlo, es parte de mi aun deseando que sea ajeno a mi cuerpo, a mi sentir, a mi pensar. Me rompe a pedacitos, provocando que el tormento sea irremediable con el pasar de los días, desapareciendome y dejandome sin pocas ataduras a la realidad.